Los restos vegetales y animales de toda una naturaleza que caen al
suelo constituyen la fuente esencial de materia orgánica: una vez que han
llegado al suelo se descomponen por acción de la actividad biológica.
La materia orgánica es transformada poco a poco originándose:
– Elementos minerales solubles o gaseosos: NH3, HNO3, CO2
– Complejos coloidales (complejos húmicos, humus en el sentido más
estricto) son relativamente estables a la acción microbiana y su
mineralización ocurre progresivamente de forma lenta.
La mineralización del humus se realiza a razón de un 1-2% anual. En el
supuesto de una aportación de 100 kg de materia seca se obtendrán 20 Kg de
humus que, con el porcentaje de mineralización del 1-2% anual, suponen 0,5
Kg de productos minerales al año.
Los suelos ocupados por praderas presentan un muy bajo contenido en
materia orgánica, consecuencia de la permanencia durante años y su continuo
segado.
Se hace pues necesario aportar materia orgánica; el incremento de este
porcentaje en un 1% supondría aportar unas 12-20 toneladas de mantillo por
cada 1.000 m2. Esto plantea varios problemas: disponibilidad, coste y altos
volúmenes a manejar. Por tanto, actualmente, la forma más eficiente de
aportar sustancias húmicas es aportar directamente la fracción activa, es decir,
ácidos húmicos y fúlvicos. Con este tipo de productos es suficiente una dosis
de pequeñísima por año (entre 1 y 5 kg, dependiendo de la concentración, por
cada 1000 m2 y año) para conseguir los mismos resultados que con el mantillo.
Los ácidos húmicos ejercen una serie de mejoras físicas, químicas y
biológicas en los suelos que conducen finalmente a un incremento en la
productividad y fertilidad.
- Mejoras químicas:
o En primer lugar destacar el incremento de la capacidad de
intercambio catiónico.
o Recuperación del fósforo de sus formas insolubles manteniéndole
disponible para la planta.
o Disminución de riesgos de fitotoxicidad por exceso de determinados
cationes. Los ácidos húmicos absorben estos cationes.
o Su ampliamente demostrada acción quelante contribuye a disminuir
los riesgos carenciales.
- Mejoras físicas:
o La formación del complejo ARCILLO-HUMICO supone una mayor
cohesión en los agregados estructurales del suelo es decir, una
mejora. Como consecuencia las características físicas mejoran:
- Aireación
- Capacidad de retención de agua.
- Permeabilidad.
- Textura.
- Resistencia a la erosión.
- Mejoras biológicas: Dadas las mejoras físico-químicas, se proporciona a la
flora microbiana un medio más adecuado para su desarrollo.
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